LA BIBLIOTECA
Una biblioteca puede definirse, desde
un punto de vista estrictamente etimológico, como el lugar donde se
guardan libros, sin embargo en la actualidad esta
concepción se ha visto hace tiempo superada para pasar a referirse tanto a las
colecciones bibliográficas y audiovisuales1 como a las instituciones que
las crean y las ponen en servicio para satisfacer las necesidades de los
usuarios.
Desde 1997 se
viene celebrando el 24 de octubre el
Día de la biblioteca
aqui vemos como es una biblioteca
ETIMOLOGÍA
La palabra
"biblioteca" proviene del latín bibliothēca, que a su vez deriva del griego βιβλιοθήκη ('bibliothēke'), la cual está compuesta
por βιβλίον ('biblíon'
«libro») y θήκη ('théke'
«armario, caja»). Es decir, hacía referencia al lugar donde los libros eran
guardados. Inicialmente, estos libros eran rollos
de papiro; ya que era el formato librario más común en esa actualidad. En el
mundo greco-latino era denominado codex.
Según la norma UNE
50113-1:1992 sobre conceptos básicos de información y documentación, el término
biblioteca puede definirse en dos sentidos:
- Cualquier colección organizada
de libros y publicaciones en serie impresos u otros tipos de documentos
gráficos o audiovisuales disponibles para el préstamo o consulta.
- Organismo, o parte de él, cuya
principal función consiste en construir bibliotecas, mantenerlas,
actualizarlas y facilitar el uso de los documentos que precisen los
usuarios para satisfacer sus necesidades de información, investigación,
educativas o de esparcimiento, contando para ello con un personal
especializado.
Manuel Carrión la
define en su Manual de Bibliotecas como “Una colección de libros debidamente
organizada para su uso”. Hay que aclarar que Carrión toma el término libro en
un sentido amplio como sinónimo de documento, esto es como soporte de
información destinado a ser leído, y que contiene una parte del conocimiento
social. Esta última precisión excluye a los documentos de archivo, que han sido
generados por una persona física o jurídica en el ejercicio de sus funciones y
no pertenecen al conocimiento social.La norma ISO 2789-1991
(Norma UNE-EN ISO 2789) sobre estadísticas internacionales de bibliotecas, la
define como:“Organización o parte de ella cuya principal función consiste en
mantener una colección y facilitar, mediante los servicios del personal, el uso
de los documentos necesarios para satisfacer las necesidades de información, de
investigación, de educación y ocio de sus lectores.”Según la ALA (American Library Association) se define la
biblioteca como una “Colección de material de información organizada para que
pueda acceder a ella un grupo de usuarios. Tiene personal encargado de los
servicios y programas relacionados con las necesidades de información de los
lectores”.
En todas las
definiciones distinguimos tres elementos fundamentaleColección.
- Organización.
- Uso.
A estos tres elementos
acompaña un cuarto factor, el personal encargado de su gestión y que es pieza
clave del conjunto.
Cuando hablamos de
colección nos referimos a una realidad heterogénea y en constante evolución.
Durante muchos siglos se limitó a los libros en principio manuscritos, luego
impresos. Posteriormente se incorporaron las publicaciones periódicas y otros
impresos. Luego material cartográfico, música impresa, elementos gráficos,
audiovisuales, microfichas, etc. En un paso siguiente se incorporaron los
ficheros electrónicos en soportes físicos almacenados en la biblioteca y hoy
día gracias al desarrollo de las telecomunicaciones e Internet, las bibliotecas
empiezan a tener acceso a documentos que nunca poseerán físicamente, pues se
hallan albergados en servidores remotos, a veces en otros continentes. Ello ha
dado origen a la aparición del concepto de biblioteca digital.
Siguiendo al profesor
García Gutiérrez, la organización se refiere a la aplicación de un conjunto de
técnicas normalizadas (análisis
documental), basadas en unos conocimientos científicos, a un
conjunto documental con el objeto de hacerlo más controlable y utilizable en su
posterior recuperación.
El uso se identifica
con la satisfacción de las necesidades de los usuarios, esto es la obtención
del documento o de la información demandada.
De los tres elementos
mencionados, la moderna Biblioteconomía hace especial énfasis en el uso, esto
es, en los usuarios, por ser la razón de ser de las bibliotecas; ya que los
otros dos factores, la colección y su organización existen en función de la
satisfacción de sus necesidades informativas. En este sentido observamos como a
través de los tiempos el foco de atención ha pasado progresivamente de la
colección y su conservación, a su organización y luego al uso de la misma.
En 1931 el gran
bibliotecario indio Ranganathan formuló
sus cinco leyes, que resumen a la perfección el espíritu de la moderna.
- Los libros están para usarse.
- A cada lector su libro.
- A cada libro su lector.
- Hay que ahorrar tiempo al
lector.
- La biblioteca es un organismo en
crecimiento.
Antigüedad
Tablilla cuneiforme de
la colección Kirkor Minassian, Biblioteca del Congreso de Estados Unidos,
EE.UU. ca. 2400 a. C.
En sus orígenes
tuvieron una naturaleza más propia de lo que hoy se considera un archivo que de
una biblioteca. Nacieron en los templos de las ciudades mesopotámicas, donde
tuvieron en principio una función conservadora, de registro de hechos ligados a
la actividad religiosa, política, económica y administrativa, al servicio de
una casta de escribas y sacerdotes. Los documentos se escribían en escritura
cuneiforme en tablillas de barro, un soporte basto y pesado, pero que ha
garantizado su conservación. Destacaron especialmente las bibliotecas-archivo
de Mari, Lagash y Ebla, así como la del rey asirio Assurbanipal.
En el Antiguo Egipto
existieron dos clases de instituciones: Casas de los Libros, que hacían las
veces de archivos para la documentación administrativa y Casas de la Vida, que
eran centros de estudios para los escribas y que poseyeron colecciones de las
que se podía hacer copias. La escritura, en sus diversas formas, jeroglífica,
hierática o demótica, se recogía en rollos de papiro.
En la antigua Grecia el
libro y las bibliotecas alcanzaron un gran desarrollo. Las bibliotecas
adoptaron formas que pueden considerarse como antecedentes de las actuales. La
escritura griega, derivada del alifato semítico, permitió generalizar en cierta
forma el acceso a la lectura y al libro y que aparecieran, por primera vez,
bibliotecas desvinculadas de los templos. El periodo helenístico fue el del
nacimiento de grandes bibliotecas legendarias, como la Biblioteca de Alejandría
o la de Biblioteca de Pérgamo, que se crearon con la voluntad de reunir todo el
conocimiento social de su tiempo y ponerlo a disposición de los eruditos.
En Roma, deudora de la
cultura griega, se empleó el mismo soporte escriptóreo, el rollo de papiro.
Allí se fundó la primera biblioteca pública de la que hay constancia, por parte
de Asinio Polión y existieron grandes bibliotecas como la Octaviana y Palatina,
creadas por Augusto, y la Biblioteca Ulpia, del Emperador Trajano. Las
bibliotecas romanas acostumbraban a tener una sección griega y otra romana.
Imagen idealizada de la
antigua Biblioteca de Alejandría.
Con el auge del
cristianismo empieza a difundirse un nuevo formato, el códice de pergamino y la
lectura comienza a desplazarse de las instituciones paganas, en franca
decadencia, a las de la naciente Iglesia cristiana.